Por: Mónica Lenoci

Los adolescentes representan un grupo clave dentro de la sociedad, pero los sistemas de salud aún no logran responder de manera integral a sus necesidades. Aunque existen lineamientos y esfuerzos para garantizar una atención completa, persisten desafíos que limitan el acceso y la calidad de los servicios.

 Barreras en la atención

  • La atención suele centrarse en problemas específicos y no en un abordaje integral que contemple aspectos físicos, mentales y sociales.
  • Falta de acceso oportuno a los servicios.
  • Escaso conocimiento sobre la importancia de los controles preventivos.
  • Carencias de recursos que afectan especialmente la salud mental, sexual y reproductiva.

Un grupo que usa poco el sistema

Los adolescentes son, en general, considerados un sector saludable de la población. Como consecuencia, muchas veces se subestima la necesidad de controles médicos regulares. Este desconocimiento contribuye a que utilicen menos los servicios de salud, lo que agrava la falta de prevención en temas críticos.

 La mirada de la OPS

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los adolescentes y jóvenes representan el 30% de la población en América Latina. Sin embargo, al ser vistos como un grupo “saludable”, sus necesidades suelen quedar relegadas. La OPS advierte que fortalecer el desarrollo de la salud en esta etapa es clave para que los jóvenes transiten hacia la adultez con mayores habilidades y bienestar.

El organismo también alerta sobre problemáticas persistentes:

  • Mortalidad prematura y lesiones en adolescentes.
  • El embarazo adolescente, que sigue siendo un factor determinante en la mortalidad materna e infantil y en el ciclo de enfermedad y pobreza.
  • Violencia juvenil, reconocida como una problemática mundial de salud pública. Incluye actos que van desde la intimidación y las riñas hasta el homicidio.

 El desafío para los equipos de salud

La pregunta que surge es si los equipos de salud están realmente preparados para atender de manera integral a este subgrupo de la población. La mayoría de los jóvenes goza de buena salud, pero los riesgos asociados a la falta de prevención y a la atención fragmentada siguen siendo considerables.

Una agenda pendiente

El sistema de salud debe avanzar hacia la creación de espacios integrales, con profesionales capacitados en las necesidades propias de la adolescencia. Solo así será posible garantizar que esta etapa de la vida se viva con plenitud y que los jóvenes puedan convertirse en adultos más sanos y preparados.