Por: Mónica Lenoci
En los últimos años, el uso de cigarrillos electrónicos o “vapeadores” se ha instalado de forma silenciosa, pero preocupante, entre adolescentes en todo el país. La provincia de Santa Fe no es la excepción. Aunque estos dispositivos suelen promocionarse como una alternativa “menos dañina” al cigarrillo convencional, la evidencia médica y epidemiológica indica que el riesgo es significativo, especialmente en jóvenes en pleno desarrollo.
La evidencia científica internacional
Estudios recientes, como el publicado por la American Heart Association, revisan las consecuencias cardiorrespiratorias del vapeo, poniendo el foco en sus efectos agudos: rigidez arterial, aumento de la tensión nerviosa simpática, empeoramiento del flujo sanguíneo durante el ejercicio e incremento de biomarcadores de estrés oxidativo. Si bien la mayoría de estas investigaciones se centran en adultos jóvenes, sus conclusiones resultan relevantes para entender el daño potencial en menores de 18 años.
¿Qué está pasando en Santa Fe?
Una encuesta realizada en 2024 a más de 1.200 estudiantes santafesinos de entre 13 y 15 años reveló que el 7,1 % vapea de forma habitual y un 14,4 % ya lo ha probado alguna vez. La edad de inicio promedio ronda los 13 años, según datos aportados por el neumonólogo Maximiliano Salim.
A pesar de que la ANMAT prohíbe desde 2011 la comercialización, distribución y publicidad de cigarrillos electrónicos, y que en 2023 se amplió la prohibición a dispositivos de tabaco calentado, en la práctica el acceso sigue siendo sencillo. Las ventas informales a través de redes sociales, internet y comercios que incumplen la ley favorecen que los adolescentes obtengan estos productos sin mayores barreras.
Riesgos para la salud adolescente
El vapeo no es inocuo. Contiene sustancias tóxicas como nicotina, metales pesados, formaldehído y otros compuestos químicos que afectan el sistema respiratorio, cardiovascular y neurológico. En adolescentes, cuyo cerebro todavía está en desarrollo, los riesgos se potencian.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advierten que estos dispositivos pueden afectar funciones cognitivas, alterar la memoria y el control emocional, generar adicción y aumentar el riesgo de enfermedades pulmonares como el síndrome EVALI.
La neumonóloga Mónica Tolosa, referente del Programa Provincial de Control del Tabaquismo, lo sintetiza:
“El vapeador no es más saludable, simplemente es diferente. Produce el mismo daño, pero con otra estética”.
Acciones y desafíos
En el marco del Día Mundial sin Tabaco, el Ministerio de Salud de Santa Fe organizó charlas y actividades en escuelas de Rosario, con la participación de médicos, docentes, investigadores de la UNR y representantes de la SAP, para alertar a los jóvenes sobre los riesgos del vapeo.
En el plano legislativo, en 2020 el Senado provincial aprobó un proyecto para prohibir expresamente el uso y la venta de vapeadores en Santa Fe, aunque aún resta su tratamiento definitivo. La medida busca reforzar la normativa nacional y proteger especialmente a los menores de edad.
Un compromiso de toda la comunidad
Combatir el avance del vapeo en adolescentes requiere más que leyes: implica informar, dialogar y escuchar. Las familias, las escuelas, los equipos de salud y los organismos públicos tienen un papel clave para visibilizar los riesgos y desmontar la idea de que se trata de un hábito “inofensivo”.
La alerta está encendida. El desafío es actuar ahora, con información clara y políticas efectivas, para cuidar la salud presente y futura de las y los adolescentes santafesinos.